Pastor, Conferencista e Consultor MMN.
Formado em Teologia, pela Universidad del Evangelio "Alfa y Omega" Guayaquil; Doutor em Teologia pela "Global Universty Tehology" california - USA, Doutor em Direito Eclesiástico "Universidad Autonoma del Evangelio", Psicólogo Familiar pela "Univerdidad Nuestro Pacto Internacional" de Tampa Florida - USA.
1.Vida fructífera. Cuando el creyente no se somete al Espíritu, cede a los deseos de la naturaleza pecaminosa. Pero, al permitir que Él controle su vida, se vuelve un suelo fértil, donde se produce el fruto. Por medio del Espíritu, logramos vencer los deseos de la carne Y llevar una vida fructífera. CARNE.- Término que describe la naturaleza pecaminosa del alma. a) Secreto de la lucha espiritual. Para ser vencedor en esta lucha, el secreto es andar en el Espíritu (Gálatas 5:24,25). ¿Cómo hacemos esto? Oyendo su voz, siguiendo su liderazgo, obedeciendo sus órdenes, confiando en Él y dependiendo de Él. b) Fruto y obras. Para mostrar cuán acentuado es el contraste entre las obras de la carne y el fruto del Espíritu, el escritor a los gálatas los puso en el mismo capítulo (Gálatas 5). Con tal de que el Espíritu Santo dirija al creyente e influya en él, el fruto se manifestará naturalmente en él (Romanos 8:5-10). De la misma manera le ocurre al impío, cuya naturaleza pecaminosa es quien 10 gobierna. c) Fruto según su especie. Cada uno produce fruto según su especie. En Juan 14:16, leemos las palabras de Jesús a los discípulos: "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre."La palabra otro en el original. denota "otro de la. misma especie". El Espíritu Santo es de la misma especie que Jesucristo. Por 10 tanto, es propio de su naturaleza producir un carácter semejante al de Cristo en el creyente. Es de la naturaleza de la carne pecaminosa producir maldad. La Palabra de Dios es absoluta al declarar que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios" (Gálatas 5 :21 b ). Estas obras de la carne son características de los que viven en pecado (Romanos 7:20). 2. Madurez y equilibrio cristianos. La Palabra de Dios afirma que el creyente es recompensado al dar toda la libertad al Espíritu Santo para que produzca, en su interior, las cualidades de Cristo. El capítulo 1 de 2 Pedro trata de la necesidad de que el creyente desarrolle las dimensiones espirituales de la vida cristiana. Con este crecimiento, viene la madurez y la estabilidad fundamentales para una vida victoriosa sobre la naturaleza vieja y pecaminosa del hombre (2 Pedro l:l0b, ll).
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